A relajar el cuerpo

Largá la percha. Pasar mucho tiempo frente a la compu o con la cabeza agachada leyendo tu apunte puede generar una mala postura que tensa tu cuello y los hombros. Si los hombros se te van para delante y la cabeza parece caerse junto con ellos, estás frente a lo que se conoce popularmente como la típica postura de “percha”. Cuando esto pase, tenés que decirle a tu cuerpo que se enderece. ¿Cómo se hace? Entrelazá los dedos de tus manos por detrás de la espalda e intentá levantar ambos brazos. Vas a sentir cómo se estira tu pecho y los hombros se relajan.  Hacé esto cada hora o cuando sientas que estás a punto de convertirte en un bicho bolita.

De pies a cabeza. Al estar sentado tanto tiempo es probable que sientas tus piernas cansadas, esto es porque la sangre está circulando con dificultad. Con este sencillo truquito vas a poder prevenir calambres y dolores en las extremidades. En la misma silla en la que estás, estirá las piernas e inclinate hacia adelante hasta tocar (o al menos intentarlo) las puntas de los pies con tus manos. Al comienzo, vas a sentir un leve dolor producto del estiramiento pero después de unos instantes vas a ver cómo todo tu cuerpo agradece el elongamiento. Permanecé no más de 10 segundos en esta posición y repetí la serie 4 veces.

El que toca el techo gana. Ahora volvé a sentarte apoyado en el respaldo y levantá los brazos por encima de la cabeza, con los dedos entrelazados, intentando tocar el techo. Esta postura suele surgir naturalmente cuando estamos cansados porque el cuerpo tiende a responder frente a una mala posición.

 

 

 

5Manos sanas escriben mejor. Cuando escribís mucho, a mano o con el teclado, los dedos se empiezan a endurecer o se acalambran, como pidiendo a gritos un respiro. Si esto te pasa, detené un poquito la marcha, parate y apoyá las palmas en la mesa o escritorio, con los dedos apuntando hacia tu cuerpo. Apoyate levemente para sentir cómo se estiran las articulaciones en tu brazo. Aguantá unos segundos y despegá las manos de la superficie. Luego, podés hacer movimientos circulares con la muñeca para un lado y para el otro, de manera suave. 

 

Recuperando el eje. ¿Sabías que pasar mucho tiempo sentado disminuye la movilidad y el equilibrio natural de tu cuerpo? Como no queremos que te salgas de eje te sugerimos que, al menos una vez al día, practiques lo siguiente. Parate y, utilizando el escritorio o la mesa en la que estás estudiando nuevamente como apoyo, agarrate un pie e intentá levantar esa pierna hasta donde sientas que te tire el músculo. Mantené por 5 segundos arriba. Luego cambiá de pierna.

Mesita corporal. Para estirar la columna nada mejor que la posición de la “mesita”. Parate detrás de la silla, esa donde pasás horas y horas, sujetá el respaldo con los brazos e inclinate hasta que tu espalda quede lo más recta posible; aguantá 5 segundos y volvé a la posición inicial manteniendo la columna firme.

Con el tiempo, mientras más logres estirarte, más estable va a ser tu “mesa” y más saludable va a estar tu espalda.

Liberate de los pesos pesados. El cuello, el eterno maltratado, es víctima no solo de malas posturas cuando estudiás sino también de la posición con la que acostumbrás a leer tus mensajes en el teléfono. Los especialistas de kinesiología advierten que esta dolencia es cada vez más frecuente y hasta tiene nombre propio: «cuello de texto”. La misma se produce por la inclinación de la cabeza al mirar el celular. Posición similar a la que adoptás cuando escribís o leés sin un atril. El dato de color es que esta inclinación genera el mismo efecto que cargar una piedra de 27 kilos sobre el cuello. Entonces, ¿cómo podés mimar un poco a esta parte del cuerpo?

En solo tres pasos vas a ver cómo este muchacho empieza a relajarse. Primero, subí los hombros diez veces, como diciendo “no se”, mientras mantenés los brazos relajados; segundo, incliná la cabeza hacia un costado ayudándote con las manos (mantené por 5 segundos) y repetí con el otro costado; tercero, apoyá el mentón como queriendo alcanzar tu pecho y colocando tus manos detrás de tu cabeza para acompañar el movimiento.

Después de todo, ya sabés lo que dicen: cuerpo relajado, estudio garantizado.

¿Ya viste esta nota para aprender a quejarte menos?

Por: Luciana Taborda

Ministerio de Desarrollo Social y Promoción del Empleo