Cuando terminás el colegio, llega el momento de decidir qué rumbo tomar. Las alternativas son variadas y los caminos para acceder a ellas, también. Entre las opciones, muchos eligen seguir estudiando, otros quieren empezar a trabajar y hay unos cuantos que hacen ambas cosas a la vez. El mundo laboral es uno de los caminos que despierta más intrigas, quizás porque es el que se diferencia más del trayecto escolar. Lo importante es encarar esta etapa con entusiasmo y responsabilidad.
Si vas a empezar a trabajar, dedicale unos minutitos a esta nota que puede resultarte de gran ayuda.
Chau miedos, hola aventura
Emprender un nuevo camino genera ansiedad, y esta sensación a veces viene acompañada de nervios y miedos. No te asustes, es natural tener muchas preguntas en la cabeza. Las respuestas irán llegando en la medida que vayas poniendo los pies firmes en el suelo. Los espacios de trabajo están llenos de principiantes y, además todos los expertos han tenido que pasar por esa experiencia alguna vez. Así que esto que a vos te pasa, ya nos ha pasado a todos antes.
Las preguntas no muerden
Animate a consultar lo que no entendés, a despejar las dudas que te vayan surgiendo al momento de trabajar. Mientras más informado estés, mejor vas a poder realizar tus tareas. Además, las preguntas a tiempo muchas veces ayudan a evitar malentendidos.
Oídos atentos y ojos bien abiertos
El trabajo 100% solitario es un mito. Siempre vas a tener que relacionarte con otras personas, aunque sea a través de un llamado telefónico o enviando un mail. Por esto, es fundamental que aprendas a escuchar al otro. Las personas estamos llenas de inquietudes, consultas y hasta sugerencias, y si no tenés los oídos preparados para la escucha podés perderte de algo valioso. No solo eso, es importante que te conviertas en un observador de lo que sucede a tu alrededor. Mientras más atención pongas en tu trabajo, más vas a poder sacarle el jugo a esta experiencia.
Enfocate
Planificá tus tareas y ponete prioridades. Con el tiempo, vas a ir descifrando qué es urgente y qué no. Mientras tanto, ocupate de tus tareas definidas para el día y no te sumes preocupaciones innecesarias.
Todo es aprendizaje
¿Quién no se ha equivocado alguna vez? No tengas miedo; lo importante cuando cometas un error es, en primer lugar, asumirlo y no esconderlo. Ser honesto con los demás y con vos mismo es clave, tanto en tu trabajo como en tu vida personal. En segundo lugar, colaborá en todo lo que puedas para poder encontrar una solución o una alternativa. No hay que frustrarse, porque de estas experiencias no tan positivas se aprende mucho, en especial a reaccionar frente a situaciones similares. Mostrate amable y dispuesto a aprender.
Mientras más preparado estés, mejor va a ser tu desembarco en el mundo laboral.
Por: Luciana Taborda